martes, 12 de junio de 2012

Freedom Knights volumen 2, de Roy & Bea

Una lectura más legítima de esta serie implicaría examinarla en su totalidad y en sus diferentes encarnaciones en su orden evolutivo, desde los fanzines hasta los volúmenes recopilatorios. De momento sólo leí (y tengo en papel) el número 2, que incluye las historias "El primer oriental desertor", "24/7", "Una rata en la ciudad", "Come on, Barbie, let's go party" y "Primera impresión", además de una serie de relatos que trabajan pormenores de la vida de los cinco protagonistas y un apéndice con "perfiles" de otros personajes.
La primera historia mencionada es interesante ante todo por su ironía; la construcción del patriotismo creciente, exacerbado y hasta ridículo del personaje de Flor eclosiona en la revelación final de "todo fue un sueño", generando un efecto humorístico para nada mal logrado. El relato, además, se va sucediendo anotado por la letra de "El primer oriental desertor", la canción del Cuarteto de Nos, que incorpora una segunda dimensión de distancia con los acontecimientos narrados. Lo que es quizá dificil de determinar es hasta qué punto se nos está hablando de los personajes (en tanto son ellos los que toman distancia con respecto a los clichés de la identidad uruguaya o de la construcción de lo uruguayo) o de la actitud de los creadores de la historieta, en este caso una historia escrita por Roy & Bea y dibujada por esta última con coloreado en grises de Roy. Es decir: los planos de significado de la historia nos imponen al menos dos distancias ante el tema del "patriotismo": la ironía de que "sólo en un sueño esto habría sido posible" (o de "gracias a Dios que fue sólo un sueño") por un lado y el diálogo con la canción del Cuarteto por otra, que más que rechazar el patriotismo en tanto tema irrelevante plantea un anti-patriotismo deliberado ("ni en dictadura militar yo grité el tiranos temblad", un recuerdo de cuando esa banda tenía todavía algo para decir); obviamente ambas dimensiones de sentido son diferentes, pero, más allá de aportar el título, no hay una mayor riqueza en la historia que derive de la inclusión de la letra del cuarteto. Excepto, claro, que se nos remita a algo extranarrativo: las actitudes sobre el tema de los creadores. Y esto, por supuesto, funciona bien en un contexto fanzinero y under. En tanto narrativa, el objetivo humorístico está bien logrado, pero la historia queda un poco en eso. El arte es funcional, con algunas páginas especialmente bien resueltas (páginas 8 y 9 por ejemplo) y un intento bastente bien consumado -no diría que plenamente, pero sí bien encaminado- de aportar una estética diferenciable para una secuencia onírica o fantástica (como un sueño dentro del sueño, digamos, que también puede entenderse -apoyándose en el hecho de que es mencionado en otro de los relatos- como un momento de "realidad" envuelto en la fantasía del sueño), la que va entre las páginas 21 y 24. Un comentario más exhaustivo del arte de Bea y su evolución requeriría la comparación con trabajos posteriores, cosa que lamentablemente no puedo hacer aquí por no haber leído aún las publicaciones en cuestión.
La historia más ambiciosa del libro es "Una rata en la ciudad", esta vez con guión de Roy & Bea y dibujos de Roy, con grises de Bea. Aquí puede apreciarse el esfuerzo de los guionistas por crear personajes con una dimensión digamos naturalista o costumbrista, tramada en relación al entorno Montevideano y a la posibilidad de  presentarlos en tanto individualidades "creíbles" -a la vez que superhéroes- en ese contexto. Los vemos comiendo bizcochos, presentándose a entrevistas de trabajo, hablando de afectos y refiriendo a sus recuerdos; es posible que en algunos casos -Flor, por ejemplo- la caracterización opere a un nivel demasiado sencillo o básico ("yo nunca fui de tener amigos (...) por eso los Freedom Knights son tan importantes para mí"), pero el efecto no es tanto de falla en ese sentido sino de refuerzo de la sensación de que Roy y Bea de alguna manera se esforzaron demasiado (se sintieron obligados a hacerlo para presentar lo que entenderían como un trabajo más "serio" quizá -pero esto es apenas una hipótesis especulativa, por supuesto) a la hora de presentar esos elementos "realistas", de trabajar la caracterización más allá de lo que, quizá ellos pudieron suponer, podría haberse convertido en una simple historia de combates y superpoderes. El caso es que para plantear personajes interesantes se requiere en general más espacio y un contexto mejor trabajado; quizá aquí hubiese sido mejor concentrarse en los combates y los superpoderes, pero de un modo más interesante que indudablemente la dupla creativa podría haber concebido. Habría que plantearse de hecho hasta qué punto importan algunos detalles de las historias y por qué; si la respuesta es que presentar héroes "más humanos" es lo que se intenta, entonces es inevitable pensar que los caracteres presentados (o la presentación de esos caracteres) no alcanzan el espesor necesario para que resulten del todo interesantes al lector; es cierto que se trata de una saga, y que el peso de la caracterización no debe ser asumido en un relato en particular, en un episodio, pero, como ya he señalado, estoy refiriéndome únicamente al libro que tengo ante mis ojos. Una lectura más atenta de lo publicado -que podrá confirmar, negar o matizar lo dicho aquí- queda pendiente.
Las historias más breves del libro ("Come on, Barbie, let's go party", "Primera impresión", "24/7" ) me parecieron un poco anodinas, pero funcionan como material a intercalar entre los relatos más ambiciosos y extensos.
La presentación de la historia de los personajes pretende ser dispuesta con el tono narrativo de un cuento para niños; se apela a las frases extra-cortas y a la repetición de los nombres de los personajes en tanto sujetos de las oraciones ("A Alpha le encanta su nueva vida y disfruta ayudando a otros / Alpha volvió a ser feliz"), así como también a una simplificación de las problemáticas de los personajes, una reducción a tonos básicos. Esto podría funcionar en contraste con la manera de abordar esos asuntos en la narrativa "estandar" de la serie, pero no estoy del todo seguro de que -al menos en el volumen 2- eso realmente opere satisfactoriamente. En cualquier caso, la impresión que se obtiene es la de dos instancias de simplificación: una primaria (en los relatos principales) que bosqueja a los personajes en patrones reconocibles y sencillos, y una segunda presente en el volcado de sus historias al lenguaje simple y la presentación más básica.
El libro está acompañado por una nota informativa en que se plantea el escenario ucrónico en que suceden los relatos. Se trata de un Uruguay con un territorio aumentado por la anexión (en 1960) de las Misiones Orientales, después que Brasil fuera afectado por una severa crisis económica. En este contexto opera un fuerte revisionismo histórico en relación al exterminio de los charrúas (ver mi reseña de ¡Deje de afligirse!, de Nicolás Peruzzo y Pablo Gradin), que redunda en el cambio de nombre del departamento de Rivera a "Sal-si-puedes" además de la creación del departamento de "Sepé" en honor al último cacique charrúa. Más allá de que la acción transcurre en "Ciudad Luz", ubicada en lo que en nuestra línea de tiempo sería los departamentos de Durazno y Tacuarembó, al menos en este segundo volumen no hay mayor presencia en los relatos de los hechos ucrónicos, de algo vinculado a la historia alternativa y al revisionismo histórico que opera en ese mundo. Habría que leer la serie completa para estimar el verdadero peso de la ucronía en la ficción de Freedom Knights, y de paso para repensar mis afirmaciones en relación al trabajo sobre los personajes y la compulsión "costumbrista" de algunos segmentos de la trama. Ateniéndome al volumen dos, lo cual no es un abodaje del todo legítimo, me queda la sensación de que los relatos, en general narrados con solvencia, no llegan a interesarme del todo, que sus historias no alcanzan el umbral de mi interés particular en tanto no me aportan situaciones o ideas atractivas en sí mismas.
En cualquier caso, Freedom Knights es ineludible a la hora de pensar el espectro de géneros en el comic uruguayo contemporáneo. El género superheroico -del que la pareja creativa Roy & Bea se desgajó de un modo brillante con el excelente Orange Shaft- no es el mejor representado hasta ahora; la ciencia ficción alcanza un punto alto con Dengue pero también una nota dudosa con Sicotrónica, mientras que el realismo -visceral en el caso de Las partes malas y Vientre, autobiográfico y lúcido en Ranitas- o costumbrismo parece encontrarse en alza. Está claro, entonces, que el género mejor posicionado, hasta ahora, es el histórico: Cardal, Historiatas, La isla elefante y Acto de guerra son claros argumentos a favor de ello.

Publicada originalmente en Partículas Rasantes el 28 de mayo de 2012

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