La primera entrega de Sicotrónica (guión de Pablo Zignone, arte de Sebastián Navas) presentaba al protagonista de la publicación e introducía la temática del voodoo; los argumentos esbozados eran confusos pero, en tanto episodio inicial, podía asumirse que las líneas argumentales que comenzaban aquí podían ser desarrolladas y exploradas en números siguientes. Por otro lado, la revista tenía (y tiene en sus continuadoras) al menos dos subtítulos o paratextos, "Manipulación parapsicológica" y "Diagnóstico paranormal", que operan -casi con seguridad- el primero como título de un arco narrativo que se anuncia desde las portadas (ángulo inferior derecho) como formado por tres partes y el segundo en tanto subtítulo de la revista.
Ahora bien, la idea de que el arco "Manipulación parapsicológica" posea tres partes pone en peligro ya desde el segundo número la resolución satisfactoria de la narrativa: lejos de esbozar un nudo a la eventual historia sugerida en el primer número, Sicotrónica #2 deriva a otros personajes y otras subtramas que requieren, para su exposición adecuada,una extensión de la saga superior al propuesto número de tres revistas. Y Sicotrónica #3 viene a confirmar esta sospecha: si bien su portada aclara "parte 3 de 3", nada de conclusivo podrá encontrarse en sus páginas, que operan más o menos en las mismas pautas de las de los números precedentes. Es decir: con el hilo conductor del personaje de Clod Karrer se procede a introducir personajes y situaciones que presentan mínimos vínculos narrativs; el arco "Manipulación parapsicológica", entonces, de existir (siempre puede objetarse que no se trata del título de la serie o que los números de episodio en las portadas obedecieron a una visión primitiva y luego alterada de lo que debía ser el arco, etc), no funciona como una historia. Lo único que se nos cuenta es que hay un tal Clod Karrer con ciertas características personales y un mínimo de historia (casi como norma general, lo que sabemos de los personajes en lugar de desprenderse de la acción se nos ofrece como "explicación" en algún recuadro parahistorietístico), a la vez que se nos cuentan las andanzas de un "camaleón humano", primero en la década de 1940 y después en el presente, según acontecimientos representados en los números 2 y 3, el último de los cuales es vinculado a una historia presentada en el primero. Lamentablemente, la reconstrucción de una historia coherente para estos tres episodios requiere ante todo de buena voluntad y paciencia, esfuerzos que no son recompensados. De hecho, el lector en todo momento se siente como si un ignorante de física le explicara la Teoría de la Relatividad o como si caminase con los ojos vendados -y guiado por un ciego- a través de un recinto lleno de obstáculos. Superado el desconcierto (la misma sensación que produce la nueva saga de Cisplatino, también guionada por Pablo Zignone) La relectura paciente -y casi habría que decir "simultánea", si tal cosa fuera posible- de los tres números hasta ahora publicados podría dejar entrever una trama tenue más o menos esbozada pero, entonces, queda claro no sólo que su exposición en el guión de Zignone es defectuosa (en el sentido de tentativa, torpe y cargada de artificios en apariencia inútiles) sino que, además, las complejidades insertadas y el orden mismo de los acontecimientos parecen obedecer más que a una lógica narrativa a un deseo de presentar una trama compleja o, quizá, complicada como si esa complejidad fuese un valor en sí mismo. Es posible que ahí recaiga el mayor defecto de Zignone como guionista: en lugar de ofrecernos tramas relativamente sencillas (en el sentido de que cada uno de los segmentos de Acto de guerra es "sencillo" desde el punto de vista narrativo, o cada capítulo de Historiatas, por dar dos ejemplos locales y más o menos contemporáneos del primer Psicotrónica), que se nos presenten narradas con solidez, intenta construir un arco narrativo más denso, complejo y rico, sin lograr que la trama "cristalice" en ningún momento; lamentablemente, el desafío parece demandar más a Zignone de lo que su experiencia como guionista le permite dar. No me parece mal a priori acometer un proyecto ambicioso -de hecho me parece algo casi siempre deseable- pero una mínima criba autocrítica en operación debería darle a Zignone la certeza de que todavía necesita esforzarse más en la escritura y la concepcion de sus tramas, ya que sus productos, planteados desde esas coordenadas de pretensiones narrativas, no logran alcanzar un nivel satisfactorio.
Está claro que siempre es posible que números posteriores (ya ignorando lo de "parte tres de tres" y prolongando indefinidamente la historia) logren si no cerrar la totalidad de cabos sueltos (aunque me atrevería a decir que técnicamente no hay cabos sueltos en Sicotrónica: para haberlos debería haber al menos una narrativa clara de la que podamos derivar que tal o cual elemento requiere una solución; en ausencia de esa narrativa sólo tenemos detalles inconexos o una colección de escenas o imágenes apenas vinculadas entre sí por la persistencia de ciertos personajes o por un vago concepto) al menos lograr distinguir los que requieren una solución narrativa de los que pueden permanecer como detalles pintorescos cuya no resolución no comprete de todas formas el balance final de la narración y sirven como pautas enriquecedoras de un clima o un concepto. Se nos podrá decir más de los personajes, se los podrá ubicar en una historia más visible y legible: en ese sentido, cómo sucedió con la Cisplatino original, sólo la clausura de este primer arco narrativo podrá permitirnos juzgar. Por ahora sólo hay caos, por decirlo sin medias tintas; habrá que esperar a los tres futuros números anunciados en el retiro de contraportada para que aparezca o no -y realmente me gustaría que sí lo haga- una historia.
En cuanto al arte de Sebastián Navas hay que decir que algunos momentos del número dos están resueltos de un modo mucho más sólido que el preponderante en el primero; lamentablemente esta pauta no se repite en el número tres, que en general parece retroceder al nivel casi competente del número uno. El "casi" apunta a lo esencialmente disparejo del trabajo viñeta a viñeta y página a página; hay aciertos indudables en las tres revistas (el panel derecho de la página central del número 2, por ejemplo, que demuestra una búsqueda de pautas interesantes en la composición), pero también hay fallas evidentes (la más que dudosa anatomía del protagonista en la página con el texto "bienvenido a la realidad, Clod" -tercer número- y la deficiente composición de las viñetas que la integran, por ejemplo) que terminan por equilibrar el nivel general del trabajo de Navas en una suerte de medianía. En cualquier caso, ninguna de sus fallas lo hace alcanzar un nivel tan bajo como el que si se vislumbra en las peores áreas del guión; en ese sentido, Sicotrónica parece ofrecer un guión hasta ahora pobre, tentativo y dudoso presentado con un arte de nivel medio.
Comparándola con Cisplatino (al menos con su nueva encarnación) cabría señalar que Sicotrónica tiene un potencial mayor (no por su -escasa- originalidad, cosa que en rigor no debería importarnos si la trama estuviera bien expuesta y el arte fuera más atractivo y alcanzara un nivel medio al menos un poco más alto, sino porque su set de premisas permite un juego narrativo mucho más amplio y rico que el de la historia del blandengue y sus -ahora convocados- extraños devaneos por el multiverso). Corresponde ante todo a Zignone redoblar los esfuerzos y ofrecer en los próximos números un trabajo más sólido. Y una manera muy sencilla de empezar a hacerlo es eliminando los detalles inútiles, la complejidad arbitraria (mucho más notoria en el caso del nuevo Cisplatino) y la torpeza de expresión. Sobre esto último vaya un ejemplo, a título de ejercicio de crítica constructiva: en el retiro de portada, bajo una ilustración que muestra a Cisplatino impactando un ventanal o una vidriera, leemos "Cisplatino nunca gana las peleas por sí mismo, si no, por el entorno o capacidades únicas que él posee y llevan a que sea el repsonsable indirecto pero esencial de la victoria". Un editor medianamente competente podría señalar en estado de semiconsciencia los defectos de la oración: más allá del evidente error en "si no" (debería decir "sino", sin la coma siguiente, o sea "por sí mismo, sino por el entorno...") y del pronombre innecesario por redundante, la lógica de la proposición es dudosa: se nos dice que Cisplatino no gana las peleas por sí mismo y luego se nos aclara que lo hace por habilidades que sólo él posee. Si él las posee entonces son suyas, y si son "suyas" se sigue que son "parte de él mismo", por decirlo de un modo torpe. Quizá lo que Zignone quiso decir es que Cisplatino no sólo gana sus peleas por sus habilidades únicas sino que además a veces actuan circunstancias relativas al entorno; casi como si dijera que 1) a veces gana porque tiene suerte, o 2) que otros factores -ajenos a su voluntad- intervienen en el resultado de sus combates; después se nos aclara que es el "responsable indirecto pero esencial" de sus victorias, pero ese "indirecto pero esencial" es tan tautológico como señalar que Cisplatino es quien pelea las peleas de Cisplatino, y que si Cisplatino gana la pelea es porque Cisplatino peleó y ganó. Dicho de otra manera: en el primer caso (la suerte), no es algo muy interesante que decir de un héroe; en el segundo, se trata de una perogrullada (por supuesto que "otros factores" intervienen en el resultado de sus peleas: ante todo contra quién pelea).
Para colmo cabría preguntarse ¿a qué viene ese ladrillo extra en la construcción del personaje? ¿Necesitamos que se nos sigan "aclarando" esos presuntos atributos de Cisplatino? ¿No sería mejor sencillamente contarnos historias de las que como lectores pudiéramos derivar esos atributos? En cualquier caso me parece evidente que ese texto del retiro de portada es ante todo innecesario, pero además estando presente y formulado con tantos errores sólo termina por obrar aun más en detrimento del nivel general de la revista. El hecho de que esté allí parece comprensible desde esa vocación de Zignone de decir más (y por ahí viene lo que decía sobre entender la complejidad como un valor en sí mismo), asi sea mal o innecesariamente, como si asumiese que sólo de esa manera nos podrá ofrecer un producto rico y complejo... cuando en realidad en su proliferación de elementos arbitrarios o incomprensibles sólo logra resaltar todavía más las fallas de su producto.
Sobre Cisplatino versus Mandinga (3/3)
Tendría que comenzar mi reseña de Cisplatino versus Mandinga (3 de 3) hablando del desconcierto. No se trata de que asumiera que cabía esperar algo mejor (mi opinión de los números anteriores de esta serie ha sido bastante pobre, como pueden leer en mi reseña de algunas historietas lanzadas en la edición 2011 de Montevideo Comics), o de que el nivel narrativo de esta nueva entrega (todavía no he leído los números 4-6, que fueron puestos a la venta el fin de semana pasado) retroceda apreciablemente en relación a las publicaciones previas; se trata de que realmente me cuesta comprender el por qué de algunas decisiones tomadas por el guionista Pablo Zignone, que pasaré a comentar aquí.
El año pasado se había presentado (a través de los primeros números de Cisplatino versus Mandinga) un reboot del personaje, al que ahora se le aportaba un nuevo origen y una nueva estética. La historia presentada no era gran cosa, apenas el relato de un combate, pero, como tal, pese a que podría señalarse el poco esfuerzo volcado a crear una historia interesante, al menos no incurría en dificultades conceptuales difíciles de justificar; eso ha cambiado en este tercer número, que aporta (en su penúltima página) una serie de pautas donde se establece (en un recuadro con el título "Cisplatino facts" y el subtítulo "Notas del autor") que la nueva serie no es precisamente un reboot sino que el nuevo Cisplatino puede de hecho enmarcarse en el mismo universo (o multiverso, no queda del todo claro) que el anterior, y que existen relaciones causales entre ambos pasibles de ser expresadas narrativamente. Hasta ahí no habría mayor inconveniente (de hecho una de las críticas que le hice en su momento al reboot fue su gratuidad: un personaje apenas establecido -siete números previos que no llegan siquiera a acercarse al centro de una trama viable- no puede ser sujeto de una reescritura o de la revisión de su historia, en tanto esta última todavía no existe como tal), pero al leer las "notas del autor" es fácil sacar varias conclusiones: Primero y ante todo que estas "notas" que deberían ser iluminadoras o aclaratorias son en rigor incomprensibles; segundo, que nada -nada- en la historia presentada en las revistas 1 a la 3 nos dan la más ligera pista de lo que es luego explicado, volviendo a la "linea de vida" y a los "cisplatino facts" un añadido totalmente ad hoc, arbitrario y gratuito; es decir, una operación narrativa análoga a que al capítulo final del Quijote siguiera un epílogo donde se estableciera que el caballero era en realidad el avatar de una entidad cósmica en batalla perpetua contra Bob Esponja y la Abuela Pato (y que se esperara que esa aclaración resignificara la novela o, peor aún, la hiciera "cerrar" narrativamente).
Las dudosas lógica y sintaxis de Zignone no ayudan a comprender, además, lo que quizá está claro en su mente (pero en ningún otro lugar, me atrevería a sugerir); por ejemplo: "Sonia es un personaje que se presentó con gran importancia y luego pierde protagonismo. No se supo su trascendencia hasta el final. Es un personaje fundamental". Aquí, como mínimo, se confunden el plano diegético (los hechos en su historia, digamos) con el metanarrativo ("se presentó con..."; quién "presentó" a Sonia no coincide con quien ignoró su "trascendencia"), y se termina afirmando que no era importante, luego no lo fue, y finalmente lo es. En rigor, cabría añadir que, lógica dudosa aparte, si se trata de establecer que Sonia es un personaje "fundamental", habría que hacerlo en el contexto de la narración: hacerlo desde afuera es análogo a que presente un diálogo anodino entre dos personajes, A y B, digamos, y que al final de ese episodio aclare que B es un villano. Además, si bien a la "lógica Zignone" se le puede encontrar, con cierto esfuerzo, una interpretación o explicación más o menos válida, es indudable que para lograrlo se requiere un esfuerzo, una "simpatía previa", digamos, con una obra que, en rigor, no nos da (ni nos ha dado) no sólo signos de que debíamos asumir el buen hacer de su guionista sino también básicamente nada a cambio, excepto, quizá, buen papel, buena impresión y un trabajo gráfico decente. Entiendo que para algunos esto sea suficiente, pero permanecer en esa actitud, me parece, es ante todo un gesto autoindulgente.
Otro ejemplo:
Cuando Cisplatino 2 regresa, Cisplatino 1 no desaparece. O sea que hay dos Cisplatinos al mismo tiempo. Los dos existen desde que C2 regresa al pasado. Uno en Montevideo colonial y otro en Los Andes. En el pasado y en el futuro ambos Cisplatinos ignoran la existencia del otro" (...) Cuando C2 regresa al futuro, toma el lugar de C1, pero nadie lo sabe ya que C2 pensó que C1 no existía, y C1 nunca volvió al hospital (...).Una vez más, con mucha buena voluntad podría asumirse que lo que intenta establecer Zignone es una suerte de punto de inflexión en una historia primaria (la de C1) que permite la emergencia de una historia secundaria (la de C2) que operaría a nivel narrativo como una realidad alternativa. La manera en que esto es presentado, sin embargo, es confusa a más no poder. En lugar de explicar exactamente cómo y dónde y por qué se produjo el punto de inflexión, Zignone prefiere dar por sentado que el lector entiende los mecanismos nunca dichos de la trama y listar consecuencias o datos accesorios. Pero, una vez más, nada de esto se desprende de las historias; si no existiera el segmento "línea de vida" y los "cisplatino facts", la historia sería comprensible en el contexto previo de enfrentamiento entre Cisplatino y Mandinga, y nada más. Pero esta suerte de apéndice socava cualquier eficiencia narrativa que pudo tener la (simple) historia que la precede.
De hecho, aunque cabría sentirse tentado a "defender" la historia simple en oposición a la intrincada pseudocomplejidad que el autor quiso introducir en el apéndice, basta con mirar de nuevo la revista para entender que también a ese nivel de narrativa simple Cisplatino versus es indefendible. No por la parte gráfica, que es, al menos, funcional (quiero decir, no es brillante, tiene aciertos puntuales y un nivel medio general) sino, a todas luces, por el guión.
Puedo comprender que Zignone no esté parado en la misma "provincia" del territorio historietístico que yo (no es secreto que en mis críticas y reseñas siempre he favorecido lo que podríamos llamar la línea que busca conceder la misma relevancia al guión y a la parte gráfica, que persigue, de hecho, guiones sólidos y seguros de sí mismos), y que apunte a imágenes más o menos espectaculares, continuidad (en el sentido más "tangible" de sobrevivencia número a número y año tras año) de una serie y un enfoque que privilegie más la acción a la complejidad de las tramas (cosa que él mismo desafía al acometer -sin éxito- el juego de las realidades alternativas), pero, más allá de esa actitud que puede ser pensada como válida en sí misma, su producto posee tantos fallos (de sintaxis, de narrativa y conceptuales) y tan evidentes que se vuelve dificil sostener en relación a esta serie cualquier concepto de "obra más o menos terminada". El aporte de la tercera entrega de la serie, por ejemplo, es apenas el desenlace del combate (que opera sólo después de una suerte de "recapitulación" en la que se nos pauta una historia previa a la acción) a través de un mecanismo sacado de una galera (y demasiado parecido a los patronus de la saga de Harry Potter), al igual que la introducción de una mínima subtrama incorporada para que a través de sus últimas palabras ("necesito saber si tu línea de la vida sigue siendo doble") parezca surgir la "necesidad" del apéndice "Cisplatino facts" y la nueva trama de "dos realidades". Una vez más, esa complejización extra se vuelve un elemento artificial y gratuito, que no sólo no aporta nada sino que, de hecho, socava una narrativa ya bastante desafiada por las carencias de Zignone como guionista.
Sobre Cisplatino vs. (números 4-6)
El número 3 de Cisplatino versus introducía una serie de complejidades que parecían sugerir un intento de armar una historia más rica e intrincada; esto se lograba ante todo con agregados parahistorietísticos donde se "explicaban" las nuevas coordenadas de la trama descartando la hipótesis de que la hacía poco inaugurada estética del personaje (y su nuevo origen) obedecían a una lógica de reboot. En lugar de esto se nos informó que las dos encarnaciones del protagonista se desplegaban en una suerte de multiverso o sistema de realidades alternativas; ambas líneas temporales, además, parecían de alguna manera vinculadas, hasta el punto que en la última viñeta de esta tercera entrega de la saga se sugería que el personaje poseía una "línea de la vida doble". Si bien me parecía claro que esta instancia de trabajo sobre el personaje y su(s) historia(s) no estaba para nada lograda (ante todo porque la nueva complejidad sonaba artificial y arbitraria, además de porque la nueva interpretación no se desprende de ningún acontecimiento narrado, sino que es "dada" como información extra), cabía la posibilidad de que los números siguientes (se anunciaban tres más) exploraran este nuevo campo para el personaje y al menos lograran proponer alguna idea satisfactoria. Lamento mucho que eso no haya sucedido: Las tres revistas siguientes son igualmente incoherentes que los "Cisplatino facts" del número tres; de hecho más, quizá. Para empezar, el único nexo entre la trama narrada y el universo vislumbrado desde los "facts", la viñeta final con la referencia a la "línea de la vida" doble no está vinculada a nada que aparezca en los tres números posteriores. Además, todas las objeciones hechas al número 3 valen para los siguientes, pero no sólo eso: la desaparición y muerte de los Cisplatinos, por ejemplo, parece -y vayan contando- el gesto de alguien que no entiende qué hacer con sus propias ideas para una trama, a la vez que constantemente se apela a facilismos como incorporar un metal que, en cualquier temperatura ambiente, se mantiene a 70 grados bajo cero "durante treinta segundos" (¿treinta segundos a partir de qué momento? ¿del disparo? ¿y cómo funciona esto? ¿ciencia? ¿magia?) para luego pasar a estado gaseoso ("sublimar") a modo de estrategias narrativas para referir a un arma que no deja huellas, cosa que resulta aun más molesta si consideramos que ese presunto metal no es más que un atributo de un personaje que no hace más que combatir con el héroe a lo largo de un puñado de viñetas y después morir en manos de otro de los enemigos del héroe. Además, la ausencia de cualquier indicio que "explique la explicación" del recuadro "Cisplatino Facts", el autobombo alucinado para el guionista y el ilustrador, (pensar que el arte de Nando Souzamotta merecía un hipotético "premio a la historieta uruguaya", por ejemplo; y seamos justos: nadie niega que Souzamotta pueda tener potencial -no soy quien para negar un futuro como dibujante a nadie, y no sólo porque no puedo ver el futuro sino porque mis conocimientos de dibujo e ilustración no pasan de los de un lector más o menos atento que pueda diferenciar un fanzine de una publicación profesional- pero cuando se menciona que su "experiencia en la narrativa y la comunicación de las viñetas era prácticamente nula" y que sólo el "ojo y la experiencia" de Ignacio Calero vieron su talento latente, creo que está todo dicho, especialmente si para Zignone el proyecto Sidekick es un referente de calidad historietística; y está luego la idea de que Cisplatino es el comic más "ambicioso, masivo y llamativo en la historia de la historieta nacional", afirmación curiosa viniendo de alguien que en otro momento afirmó desconocer gran parte de la producción historietística local -que, en sus palabras, "no le llega"- y a todas luces interesante si pensamos en qué se quiere decir con "ambicioso, masivo y llamativo" y por qué se eligen precisamente esos elogios y no otros más "naturales" en este contexto), la sugerencia de que "por estas regiones (...) nunca se habia visto (...) publicar seis comics en ses meses" (sobre todo teniento en cuenta que las páginas narrativas de esos seis comics juntos no equivalen a una novela gráfica de la extensión de Cardal o mucho menos Dengue, y sin rozar siquiera el tema de la calidad), la falta de cualquier indicio narrativo de cómo se produjo el "viaje espectral al pasado", la facilidad de incluir -en una nota al pie- detalles que debían ser expuestos con mayor extensión, como la "razón" por la que Cisplatino 1 se convierte en un villano, la idea, una vez más, de que estamos viendo el armazón de una trama y no la narración que se nos prometió, todas, en fin, estas fallas flagrantes (y no quiero repetir o insistir en lo dicho en reseñas anteriores, pero si alguien podía pensar que la parte gráfica al menos balanceaba ligeramente el guión deficiente, le sugiero mirar la apabullante cantidad de viñetas o incluso páginas terminadas apenas a un nivel boceto en el número seis) terminan por convencernos de que no hay mucho qué hacer por aquí. Zignone, si persiste en su pretensión de convertirse en un guionista de comics, debería comenzar de cero, con una idea clara y bien pensada, y disponer un sistema de refuerzo negativo (choques eléctricos no vendrían mal) que lo asalte cada vez que pretenda introducir una complicación inútil (por no mencionar problemas de sintaxis, faltas de ortografía, errores conceptuales y lógicos); así, sea en la trama que sea (quizá todavía está a tiempo para lograrlo con Sicotrónica, aunque debo confesar que no entendí qué quiere decir eso de que esta historia se vinculará cada vez más al "movimiento surrealista del siglo XXI"), lo que hace falta aquí es seriedad, autocrítica y tiempo: tiempo para aprender, para leer a otros guionistas, para tratar de comprender cómo funciona un relato gráfico en lugar de avanzar a tientas y proclamando que se avanza impecablemente. Como lector (y también como creador de ficciones) más de una vez sentí el impulso de llevarle, sin sarcasmo alguno y con humildad, preguntas como por qué escribe guiones, qué guionistas de historieta le parecen más interesantes, cómo los lee (es decir si los recorre con ojo atento a sus procedimientos o si los disfruta sólo como lector), etc. Quizá de esas preguntas pueda surgir algun tipo de conclusión. Zignone tiene indudablemente cierto talento como productor, como empresario si se quiere, pero hasta ahora no ha demostrado ninguna -realmente ninguna- aptitud como guionista; de ahí la pregunta ¿por qué escribir comics en lugar de producirlos y promocionarlos? Espero, sinceramente, que él tenga alguna respuesta válida.
Publicadas en Partículas Rasantes los días 21 de mayo (Cisplatino vs. Mandinga 3/3), 26 de mayo (Sicotrónica) y 5 de junio (Cisplatino vs. 4-6)
Me encantaron las reseñas querido, soy Sebastián Navas. Lo que mas me gustó fue la parte que dices que mi nivel es de calidad media, eso realmente es un gran honor. Para mi estoy en un nivel bajo/muy bajo estudiando y aprendiendo sobre la marcha. Creo que un nivel alto en el tema comic e ilustracion en Uruguay son por ejemplo: Richard Bennet que pegó un saltito bastante lindo trabajando junto a Jim Lee y desde un tiempo a esta parte en cine. Tenemos al gran Alejandro Colucci con sus poderosas ilustraciones (portadas para autores como Anne Rice) y el Sr. Barreto. Con el permiso de los artistas del comic nacional (yo por ahora me considero estudiante) y sin intención de ofender a nadie. Creo que el nivel en general en lo que refiere a la ilustración y el arte secuencial en nuestro país está dando sus primeros pasos en esta generación, los nombrados anteriormente están en niveles muy muy distantes. Por tratarse de un oficio que está agarrando fuerza, toda critica es bienvenida y debe ser usada para mejorar.
ResponderEliminarSin querer dar lástima, publicar una revistita aca en Uruguay cuesta horrores y que exista gente que se anime a publicar un fanzine con una historia propia, con personajes propios que pueden y van a ser sometidos a las mas duras críticas que desalentarían a cualquiera, lo considero una demostración de increíble valor. Si bien no te conozco (creo), me encantó que dedicaras tanto tiempo a hacer esta crítica de mi trabajo. Justamente en la pagina central del número 2 fue donde comencé a estudiar dibujo en serio con el maestro Alvaro Fontana de la Continental (un Maestro de verdad). El número 3 lamentablemente tuve unas 3 semanas para terminarlo (no es excusa) y el pobre salio a las piñas. REalmente el pobre Clod en el número 3 quedó a la miseria. por nombrar alguna otra en la pagina luego de la de Luther la chica es super cabezona, es más todos quedaron re cabezones en las paginas siguientes. jajaja lo bueno es darse cuenta de los errores y trabajar para solucionarlos. Me encantó tu critica, espero puedas ver mis trabajos futuros y hagas esta tan necesaria y útil critica.
Un Abrazo Sebastián Navas (sepa usted disculpar la sintaxis, etc)