viernes, 11 de abril de 2014

The League of Extraordinary Gentlemen, Alan Moore



El extraordinario motor de búsqueda de Alan Moore



Probablemente el lector recuerde La liga extraordinaria, película estrenada en 2003, dirigida por Stephen Norrington y protagonizada por Sean Connery. Fue propuesta como una adaptación un libre de la novela gráfica del mismo nombre escrita por Alan Moore (Watchmen, V de Vendetta, From hell) y dibujada por Kevin O’neill, pero poco tenía que ver su simpleza y chapucería con la historieta en la que se inspiraron sus realizadores. La crítica la destrozó, Alan Moore hizo lo posible por distanciarse de ella y, en general, la película pasó a ser recordada por los fans de Moore y del comic en general como una de las peores adaptaciones del comic al cine.
 
La premisa básica, tanto de la película como de la novela gráfica, podría representarse más o menos así: contar las aventuras de un conjunto de personajes –al estilo de equipos de superhéroes como los Avengers de la Marvel o la Liga de la Justicia de DC– tomados de ficciones de varios autores. Ya olvidándonos de la película, resulta que en la novela gráfica se trata de ficciones ambientadas la era victoriana, entre ellos Allan Quatermain (de la novela Las minas del Rey Salomón, de H. Rider Haggard), Mina Harker (de Drácula, de Bram Stoker)  y un envejecido Capitán Nemo (de 20.000 leguas de viaje submarino, de Jules Verne); sin embargo, Moore y O’neill continuaron su trabajo sobre estos personajes y ofrecieron más volúmenes centrados en esta “Liga”, de modo que a medida que se avanza en la lectura de esta serie la trama se espesa y pronto el interés principal no se agota en la narración de aventuras de una suerte de Liga de la Justicia victoriana sino que pasa a convertirse en un prodigioso esfuerzo metaliterario de recorrida por el tiempo y el espacio de un universo generado a partir de un conjunto creciente de ficciones.
 
La serie, entonces, centrada en las aventuras de Mina Harker y Allan Quatermain (a quienes se suma Orlando, nada más y nada menos que uno de los combatientes en Troya, que luego ayudó a fundar Londres, que luego se convirtió en el Roldán del cantar de gesta La chanson de Roland, que luego pasó a ser el Orlando del Orlando furioso de Ariosto y que, además, cambió de sexo decenas de veces a lo largo de su vida, como en la novela Orlando-una biografía, de Virginia Woolf), incluye cinco libros: The league of Extraordinary Gentlemen Volume I (publicado entre 1999 y 2000), The league… Volume II (2002-2003),  y The League… Volume III: Century, a su vez dividido en tres tomos (2009, 2001 y 2012). 
 
Estos, sin embargo, no agotan las publicaciones vinculadas con el universo ficcional de la “Liga”, y hay que añadir The League… Black Dossier (2007), un conjunto de documentos ficcionales, apócrifos y paródicos que expanden drásticamente el universo de los primeros dos tomos, y la llamada Trilogía de Nemo, compuesta hasta la fecha por The roses of Berlin, publicado hace no más de un mes, por su predecesor Heart of ice (2013) y por el anunciado River of ghosts. Esta trilogía tiene su eje en la vida de la princesa Dakkar, hija del Capitán Nemo, y puede leerse como un relato tangencial a la secuencia centrada en Mina Harker. 
 
Todas estas novelas gráficas incluyen apéndices en prosa que o bien contribuyen a detallar todavía más el universo de la “Liga” o bien a continuar los relatos narradas por las páginas de historieta. En rigor, entonces, su lectura es imprescindible; por ejemplo, el “Almanaque del viajero” que complementa al volumen 2 (quizá el más difícil de leer en tanto se trata de una descripción en plan guía de viaje de todas las regiones de ese mundo ficcional, incluyendo, en América del Sur, localizaciones derivadas de relatos de Borges) narra qué fue de Allan y Mina tras el final en apariencia irresuelto de la parte historietística de ese libro. A la vez, el Black Dossier, acaso el más barroco y genial de los tomos de la serie, incorpora al universo de la “Liga” novelas como 1984, de Orwell, la serie de Jerry Cornelius, de Michael Moorcock y, de paso, se refiere a otros tantos equipos de héroes especiales que surgieron a lo largo del siglo XX en Europa y Estados Unidos. Las tres entregas de The League… Volume III: Century incluyen un cuento escrito a la manera de la ciencia ficción new wave publicada en la revista británica New Worlds, y en su parte historietística pasan de referencias a Bertolt Brecht a la Hogwart de los libros de Harry Potter y a una enigmática Mary Poppins. 
 
En cuanto a los dos volúmenes publicados hasta la fecha de la Trilogía de Nemo, el primero desarrolla una de las secciones del “Almanaque del viajero” y narra una expedición a la Antártida a cargo de la princesa Dakkar (perseguida por los secuaces de Charles Foster Kane, de la película El ciudadano), hastiada de la piratería y determinada a seguir los pasos de su padre por las regiones más inhóspitas del mundo. Aquí Moore incorpora a su universo ficcional el de la nouvelle En las montañas de la locura (1936), de H.P.Lovecraft, y hace pasear a sus personajes por los parajes imaginados por el escritor de Providence, quien, a su vez, había vinculado en la mencionada nouvelle su serie de los mitos de Cthulhu con La narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar Poe. Acaso, como señala Michel Houellebecq en H.P.Lovecraft: contra el mundo, contra la vida, este artificio de encadenamiento de ficciones –hay que recordar que las obras de Lovecraft han generado, en los casi 100 años que van desde sus primeras publicaciones, una serie de continuaciones, reformulaciones, sistematizaciones y colaboraciones a cargo de un enorme número de escritores, entre ellos el propio Moore (con la serie The yard y Neonomicon, por ejemplo), Neil Gaiman (con el excelente cuento “Estudio en esmeralda”, que conecta los mitos de Cthulhu con las historias de Sherlock Holmes), China Miéville, John Shirley y Caitlín R. Kiernan, por nombrar unos pocos–, sea uno de los hechos más singulares de la literatura; en nuestro país, de hecho, un procedimiento similar al de Moore en el primer volumen de la trilogía de Nemo fue ensayado por Rodolfo Santullo y Alejandro Rodríguez Juele en la novela gráfica Regreso a las montañas de la locura, que retoma (y vuelve a contar muy atinadamente) la nouvelle de Lovecraft a partir de una expedición uruguaya. Es interesante notar que Santullo, además, ha publicado –junto al dibujante Hansz– El club de los ilustres, donde la matriz mooriana de “conjunto de personajes tomados de varias ficciones” es modulada humorísticamente a un equipo de (super)héroes derivados de la historia de nuestro país, con nada más y nada menos que José Pedro Varela, Delmira Agustini y Aparicio Saravia combatiendo a Máximo Santos.
 
Nemo: the roses of Berlin, último libro publicado hasta la fecha de la serie, transcurre en el 1938 de la historia alternativa del universo de la “Liga” y retoma una pequeña sección de The League… Black Dossier relacionada con un equipo de héroes (o villanos) alemanes que incluye al doctor Mabuse de la novela Dr.Mabuse, der Spieler (1921), de Norbert Jacques, a Maria, la robot de Metropolis (1927), a C.A.Rotwang, de la misma película y creador de la robot, y al doctor Caligari, de El gabinete del doctor Caligari (1920); la Berlín representada en la historieta parece una pesadilla arquitectónica con la estética del expresionismo alemán, y en la ficción fue construida durante el gobierno de Adenoid Hynkel, tomado de la película El gran dictador, de Charlie Chaplin.
 
Leída en su totalidad, la serie de libros ambientados en el universo de la “Liga” es, seguramente, una de las creaciones metaliterarias más ambiciosas y complejas. Desde las parodias de teatro isabelino, novela beat, cuento de horror weird y de ciencia ficción new wave que encontramos en los sucesivos volúmenes, hasta el vértigo de las referencias en primer y segundo plano (en The league… Volume III: Century, por ejemplo, hay, en la tercera y última sección, una viñeta en la que se puede ver un poster de la banda Drive Shaft, tomada de la serie Lost), la creación de Moore se convierte en una especie de hazaña, un tour de force historietístico y metaliterario. Es cierto que algunos lectores se sintieron perdidos hacia el final del segundo volumen  y abandonaron la serie creyendo que Moore finalmente se había excedido, pasado de vivo o algo por el estilo. Lo cierto es que si bien la complejidad del universo de la “Liga” no deja de incrementarse y, a veces, puede ser un poco agobiante estar ante dos o tres referencias que se perciben como tales aunque no se sabe de inmediato a qué texto o textos remiten (hay, ya que estamos, unos cuantos sistemas de referencia online que ayudan al lector de la “Liga”, uno de ellos en el artículo “The world of the League of Extraordinary Gentlemen” en Wikipedia), el dominio de escenarios, personajes y referencias del que hace gala Alan Moore es una maravilla en sí mismo. Así, no falta quien –como yo mismo– está convencido de que los libros de la “Liga” representan lo mejor del creador de Watchmen y From hell; de hecho, estas novelas gráficas de Moore, con su aparato de lectura y motores de búsqueda implicados, son una verdadera actualización al siglo XXI de la vieja novela erudita o enciclopédica, y más interesantes, por lo tanto, que muchos esfuerzos en esa línea (algunos de ellos locales) completamente anclados en un mundo donde había que recorrer tres bibliotecas y media para encontrar lo que Google nos pone a un click de distancia.

Publicada en La Diaria el 11 de abril de 2014