lunes, 17 de julio de 2017

Distinta: nueva historieta argentina, selección de Martín Perez y Liniers

Asamblea ilustrada



El prólogo de Martín Pérez a Distinta – nueva historieta argentina propone un esquema clarísimo: después de sus momentos de auge (creative, editorial, etc) la historieta argentina enfrentó la peor crisis de su historia al comienzo del siglo XXI, cuando “desaparecieron las editoriales que habitualmente ponían las historietas en el kiosko” (p.11), y después ciertos dibujantes empezaron a resistir –y el término elegido por Pérez sin duda que es significativo y elocuente– creando fanzines, revistas, nuevas plataformas y nuevas editoriales, reformateando así la escena historietística.
A los actores de esa refundación de la historieta argentina, entonces, cabe reunirlos bajo la noción de una “nueva” historieta o de una historieta diferente, y precisamente eso hace Distinta, compilado por Pérez y también por Ricardo “Liniers” Siri. Digámoslo de una vez, entonces: se trata de un libro imprescindible para sentir y pensar esa nueva historieta argentina toda (o casi toda: como pasa siempre con las antologías queda abierto el canal para debatir por qué este sí y aquel no) reunida entre tapa y contratapa: 400 páginas, 33 dibujantes (34 contando a Liniers, 40 contando a los guionistas), debidamente presentados con sus biografías y sus bibliografías esenciales.

Es decir: el libro es sin duda lo que cualquier lector necesita para hacerse una idea sólida de lo que pasó en los últimos años en la historieta argentina y, obviamente, lo que sigue pasando en el presente; en ese sentido, es tan atractivo para el lector que sigue la escena (ya que ahora accede a un libro que reúne lo que cabe argumentar como lo mejor del noveno arte contemporáneo argentino y aporta de paso más de una historieta especialmente creada para el libro) como para el que desconoce a todos o casi todos los artistas implicados y quiere formarse una idea, orientarse y acaso seguir explorando.
Porque hay para todos los gustos, y por eso mismo no vale la pena que este reseñista ofrezca su visión de qué es lo “mejor” y qué es lo “peor” de la selección; es cierto, por otro lado, que vale la pena resaltar la importante presencia de obras digamos “de autor” (y me refiero estrictamente a aquellas en que el dibujante, el colorista y el guionista son la misma persona), que supera marcadamente en número a la de las creadas por equipos; así, tenemos “Discépolo” (Max Aguirre), “Mamá de mamá” (Clara Lagos), “Una invitación” (María Luque), “Un poco de paz” (Pablo “Kioskerman” Holmberg), “Electromiograma con el diablo” (Frank Vega), “Altavista” (Fernando Calvi), “Cables” (Sole Otero), “Mar chiquita” (Fran López), “El robot gigante del rabino” (Brian Janchez), “Un triángulo perfecto” (Ariel López V.), “Servicio con inteligencia emocional” (Ezequiel García), “Mucho mundo” (Ernán Cirianni), “Paraná” (Pablo Tunica), “Cabaret del infierno” (Lucas Nine), “Parkelandia “ (Sémola Souto), “Esqueleto” (Salvador Sanz), “Volver a verte” (María Delia “Delius” Lozupone), un fragmento de “Fueye” (Jorge González), otro de “Suárez” (Mariano “Marianoenelmundo” Díaz Prieto), “Inquilinos” (Guillermo “Decur” Decurguez), “Historia de una niña y Dios” (Gato Fernández), “Furia en el centro de la tierra” (Camila Torre Notari), “Era una noche tormentosa” (Pablo Vigo), “Una página nueva” (Gustavo Sala), “El capitán cortesía “ (Damián “Polaco” Scalerandi) y “Los marcianos nerds” (Ayar Blasco), más dos historietas a modo de prólogo y epílogo a cargo de Liniers: 28 historietas, es decir, frente a las 7 creadas por un equipo de dibjante-guionista: ”Peluca” (Federico Pazos con guión de Nicolás Esperante), “Conejos al escabeche” (Lucas Varela con guión de Diego Agimbau), “Animales” (Marcos Vergara con guión de Rodolfo Santullo, el único uruguayo presente en la selección), “Vitamina potencia” (Ángel Mosquito con guión de Federico Reggiani), “Espíritu de cuerpo” (Dante Ginevra con guión de Diego Agrimbau), “El salmón” (Daniela Kantor con guión de Alejandro “Arekasadaro” Marinkovich), y también “La madre de todas las desgracias” (Juan Sánez Valiente, aunque lamentablemente no queda claro si el guión es suyo basado en un cuento de Hernán Casciari o si fue el propio Casciari quien escribió el guión). De esta desproporción (28 contra 7 es sin duda algo significativo) seguro cabe leer un estado o una característica de la nueva historieta argentina, incluso si se tomara en cuenta (tan grande es la diferencia, es decir) una posible preferencia de los compiladores.

La variedad de las historietas es asombrosa: desde enfoques (de guión y de dibujo) más convencionales o tradicionales (la de Vergara/Santullo, la de Salvador Sanz) hasta la abstracción (del dibujo y del lenguaje historietístico) de la de Calvi, desde el grotesco a la Crumb de la  de Frank Vega hasta la ternura de la de Sole Otero, desde la apuesta plástica y expresiva de las de Jorge González (una favorita personal, por cierto), Max Aguirre, Pablo Túnica,  Juan Sáenz Valiente y Marianoenelmundo al arte aparentemente naif de Clara Lagos, Delius y María Luque o la desprolijidad deliberada y visceral de Ernán Cirianni, desde la estética más bien minimalista de Pablo Vigo, Brian Janchez y Kioskerman hasta las abigarradas viñetas en blanco y negro de Polaco Scalerandi, desde el humor de Gustavo Sala y Sémola Souto hasta la nota amarga y desoladora de Ginevra y Agrimbau, desde la ciencia ficción de Salvador Sanz hasta el costumbrismo realista futbolero y porteño de Pazos y Esperante, con todo el espectro que se despliega entre ambas opciones y, además, la apuesta más conceptual de Lucas Nine y Decur (y en cuanto a esta última no hay que ser un verdadero purista para preguntarse si acaso es historieta).
Otra posible desproporción en la escena historietística argentina de la que se vuelve espejo este libro es la que desfavorece a las mujeres. Distinta incluye el trabajo de 7 historietistas mujeres (Lagos, Luque, Otero, Delius, Fernández, Torre Notari, Kantor) frente a 27 hombres (sin contar los guionistas, de ser así estaríamos hablando de 6 o 7 más, 33 o 34 en total), y Martín Pérez se hace cargo de esto en una entrevista reciente para Telam, donde además de acercar este hecho a la misma desproporción notoria en el rock, la ciencia ficción o la literatura policial, señala que se trata de una realidad que “felizmente está cambiando” y que “las autoras más interesantes de la nueva generación (…) son mujeres”.

A primera vista el trabajo de las mujeres antologadas parece un poco más uniforme –en términos de estilo y tono– que el de los hombres, pero al ser éstos muchos más el dato no parece del todo significativo, y además la presencia de una historieta tan inquietante como la de Gato Fernández complica el panorama de una serie de historietistas mujeres dedicadas a historias de la memoria, de la sensibilidad o a cierto costumbrismo realista (como parece fácil notar en “Mamá de mamá”, “Una invitación”, y la buenísima “Furia en el centro de la tierra”, esta última con algún pliegue extraño), del mismo modo que la propuesta abiertamente plástica de Daniela Kantor suma variedad visual al subconjunto de las historietas aquí presentadas que fueron creadas por mujeres.
En la misma entrevista señala Martín Pérez que la libertad (en tanto los historietistas, al haber desaparecido la industria historietística, “ya no tienen jefes ni lineamientos que seguir u obedecer, a lo que se añade que en muchos casos no hay una verdadera necesidad de vivir de la historieta en tanto esta no es una “salida laboral”) y la introspección son notas esenciales a la nueva historieta argentina; sería interesante reconstruir la impresionante labor de Pérez y Liniers para una antología similar de la nueva historieta uruguaya, que entraría en diálogo directo con las dos características recién citadas propuestas por Pérez y acaso mostraría un equilibrio más grande entre historieta “de autor” y la creada por equipos de guionista/dibujante. Para los interesados en indagar en esa línea –habría que buscar, en todo caso, a una editorial que pueda permitirse un libro de la calidad (y tamaño) de Distinta– la mejor manera, por ahora, es recurrir a los tres tomos ya editados del ciclo de las estaciones del año de AUCH (Asociación Uruguaya de Creadores de Historieta), que si bien operan más bien como el resultado de un concurso y no tanto como una selección de un antólogo específico que también edita, prologa y prepara el volumen, son tan útiles a la hora de ofrecer un panorama de qué está pasando en la historieta uruguaya desde los primeros años del siglo XXI como el ya imprescindible Distinta, una obra de referencia obligada para todo lector de historietas.

Publicada en La Diaria el 7 de junio de 2017


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