sábado, 6 de octubre de 2012

"De leche, dulce", Roy y Lucy Makuc

Una de las líneas más visibles en la historia muy reciente del comic nacional es la pauta que vincula ciertos esfuerzos fanzineros al establecimiento de editoriales. En el caso de Rodolfo Santullo, por ejemplo, desde la autoedición de Montevideo Ciudad Gris se pasa -previo trabajo en la revista Quimera- a la creación de Editorial Belerofonte, que tras una primera publicación de historietas guionadas por el propio Santullo (en el libro Crímenes, lo que en un principio cabe entender como una forma más profesional de autoedición) se lanza a incorporar a la editorial trabajos de otros artistas, como Renzo Vayra o Enrique Alcatena.
Un patrón análogo, aunque no idéntico, puede ser observado actualmente en los esfuerzos editoriales de otros historietistas, notoriamente en Pablo "Roy" Leguisamo, que en los últimos dos años pasó de la creación del fanzine Freedom Knights (recopilado en libros con recursos de un Fondo Concursable de relato gráfico) a una muestra mucho más variada de sus intereses, reunidas bajo el sello Dragoncomics. Desde la parodia humorística al género superheroico de Orange Shaft hasta el relato autobiográfico de Las partes malas o el realismo de Vientre (sin mencionar el relato de ciencia ficción distópica Regulación 0.75 Lá dádiva que está siendo publicado en el blog Marche un Cuadrito), la manera de construir una editorial pensada por Roy pasa hasta la fecha por incrementar la variedad de la oferta (algo similar, en un contexto todavía semiprofesional, intenta el grupo liderado por Martín "Magnus" Pérez). En ese sentido cobra un relieve especial De leche, dulce (2011), una historieta dirigida al público infantil que narra un origen posible para el postre más emblemático del Río de la Plata.
Es interesante comprar este libro con Los Pérez viajan a Marte, la novela juvenil que Roy publicó este año con Criatura Editora; en ambas destaca el manejo sin fisuras de los códigos de relacionamiento entre la narrativa y el público al que va dirigida, pero también se hace notar la incorporación de detalles -referencias literarias en Los Pérez, coordenadas históricas en De leche...- que construyen un nivel de lectura no agotado por la noción de obra "infantil" o "juvenil". En De leche, dulce, por ejemplo, leemos:

Hace mucho tiempo, cuando el ganado pastaba libremente por la tierra y los horizontes aún no habían sido cotados por el alambrado.
El territorio no tenía fronteras, pero muchas personas no eran dueñas de su destino, porque al nacer se los marcaba como posesión de alguien más. (p.5, 1era viñeta).
La referencia al alambrado de los campos escapa el dominio temático y argumental de la historieta propuesta, e implica cierto conocimiento de la historia de nuestro país, pero es enteramente funcional a la narración en tanto crea un contexto en el que a la libertad en los campos ("el ganado pastaba libremente por la tierra") se opone la esclavitud (hay que notar, a la vez, que las palabras "esclavo", "esclava" o "esclavitud" jamás aparecen en el libro salvo en la contraportada), que nos lleva a individualizar a la protagonista. Clara, se nos dice, "era una de esas personas", las marcadas como "posesión de alguien más" (p.5, viñetas 1 y 2).

La trama nos muestra cómo Clara inventa accidentalmente el dulce de leche después de que muere Antonia, la mujer de su amo. Es especialmente notoria la función positiva de este personaje, que si bien no cuestiona la institución de la esclavitud, evidentemente no deshumaniza a Clara y la trata con respeto y empatía; el amo, a la vez, pasa por un proceso interesante: de ser el "comprador" de Clara y considerarla básicamente una cosa -"¡Antonia! ¡Vení a ver lo que traje!", dice (p.9, 1era viñeta) el día en que aparece en su casa con la niña- pasa a la desesperación agresiva cuando la lechada que le sirve la chica no le sabe lo suficientemente dulce (sino amarga, y aquí Roy crea un hábil paralelismo entre el estado anímico del personaje y su sentido del gusto, pp.15-18), a la resignación y la tristeza (cuando el postre le sigue sabiendo amargo, p.21) y a la sanación (por decirlo de alguna manera) cuando prueba la lechada saturada de azucar y demasiado reducida -el dulce de leche. La última viñeta, que muestra a Clara sonriendo, parece restaurar su felicidad, en tanto su relación con el amo fluye a la perfección.
Podría pensarse que aquí la chica es feliz porque se siente realizada en su función de esclava (aunque, por supuesto, es evidente que ella ha desarrollado un interés a nivel humano y emotivo por el "señor"), y por tanto que el libro no cuestiona una institución moralmente terrible, pero también cabe objetar que en este final el amo (al que tampoco se lo llama "amo" -una vez más, salvo en la contraportada- sino más eufemísticamente "señor") ha dado un paso más hacia la humanización de Clara (en tanto la orden del final -que la chica haga más dulce de leche- es dada con respeto)  o que el propósito del libro cae dentro de los parámetros de cierto "realismo" a la hora de representar -eludiendo juicios explícitos- determinadas pautas sociales de una época, una estrategia compatible con la historieta histórica en tanto género.
En esa línea puede pensarse también la inclusión de abundante material parahistorietístico, en particular el apéndice "La historia del dulce de leche", que aporta información histórica y ofrece diversas alternativas a la cuestión del origen del dulce de leche. Las recetas incorporadas también funcionan como otra manera de establecer una comunicación o un relacionamiento con el lector, más allá de lo que podríamos pensar la función didáctica o instructiva.
La historieta, muy atractiva visualmente, tiene varios aciertos desde el punto de vista gráfico. El tabajo de coloreado, por ejemplo, es muy efectivo y se une bien a los dibujos de Lucy Makuc. La narrativa visual es especialmente clara, y las viñetas grandes y luminosas operan en la dirección de un arte digamos amigable con el usuario (en este caso los niños). Los rostros del amo y de Clara, además, alcanzan, en algunas viñetas, excelentes momentos de expresividad -por ejemplo en la tercera viñeta de la página 14 o la segunda de la 18.
De leche, dulce puede leerse en el esquema de la evolución de Roy como guionista y en el proceso de su propuesta editorial. La co-edición con Belerofonte de alguna manera habla de lo acertado de su estrategia editorial y de su consciencia de con quién y cómo trabajar a la hora de colaborar en el establecimiento de la nueva historieta uruguaya.




1 comentario:

  1. Buena reseña; y gracias por lo de "lider"... pero en GAS somos una troika con Lemos y Taibox. :)

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