Sagas,
humor y Heavy Metal
Dragon Comics y Grupo Belerofonte son las
iniciativas editoriales mejor establecidas de la escena historietística local,
pero no agotan la propuesta de comics uruguayos de valía. Apenas por debajo –en
cuanto a alcance y solvencia editorial– hay que nombrar a Ninfa Comics, con el
guionista y dibujante Nicolás Peruzzo al frente, y al grupo GAS Comics, cuya
cabeza más visible es el emprendedor guionista Martín “MaGnUs” Pérez, corazón
de un equipo que incluye creadores de Argentina, España, Portugal, Estados
Unidos y Suecia.
La última publicación de GAS es el
compilado de relatos GAS3K.5, pero ya
ha sido anunciado el libro infantil-juvenil Crononautas,
a cargo de MaGnUs en guión y Federico “Taibox” Taibo Bassano en arte (de hecho
en la web del grupo este trabajo puede descargarse gratuitamente). Se trata del
segundo volumen publicado por el grupo, precedido por Grimorio del plata, editado el año pasado. En estos dos libros está
especialmente clara la evolución del grupo desde una plataforma fanzinera o de
edición amateur hasta el establecimiento de una editorial propiamente dicha,
afortunadamente paralela con el crecimiento artístico de buena parte de los
miembros del grupo, MaGnUs en particular. Así, GAS3K.5, todavía una revista amateur a nivel estético y formal,
puede leerse como una suerte de “eslabón perdido” entre el espíritu más fanzinero
y la zona más profesional del grupo, visible en sus dos libros. Y es un
particular acierto de esta quinta edición de GAS3K la oferta de dos portadas diferentes, dibujadas por figuras
de la talla de José Luis García López (dibujante, por ejemplo, de la novela
gráfica Superman: Kal) y Duncan
Rouleau (co-creador de Ben 10).
En cuanto a los relatos incluidos, es
apreciable en términos generales una mejora con respecto a las cuatro entregas
anteriores. Lo mejor de la revista es, casi con seguridad, “La tortuga y la
liebre”, de Rodolfo Santullo (como guionista invitado) y Nahuel “Nahus” Silva
(arte). Se trata de una historia narrada con solvencia y dibujada con la
expresividad que caracteriza al trabajo de Nahus; sin estar entre lo más
descollante del autor de su guión, se trata de un trabajo redondo, sugestivo y
disfrutable.
El resto de la publicación, con la
excepción de piezas breves (de una página) y en general humorísticas, consiste
en nuevas entregas de series ya establecidas. El grupo GAS, está claro, tiene
un afecto especial por las sagas y los universos ficcionales detallados. En el
caso de la serie Imperiex Terra, que
se nutre de la larga tradición cienciaficcionera del space opera (y, notoriamente, de la saga Dune, de Frank Herbert), en esta entrega de GAS3K se nos ofrece un relato titulado “Cazadores Casados”,
enmarcado a su vez en el capítulo “Guerra Hegemónica III”. Lamentablemente, en
esta saga no se ha producido hasta la fecha la cristalización, por decirlo de
alguna manera, de la narrativa, y sí una proliferación de detalles y datos
históricos de su mundo ficticio. O, dicho de otra manera, se insiste con el
trabajo sobre el escenario pero se falla, recurrentemente, en ofrecer un relato
de interés incorporado a ese escenario.
Eso no sucede con otras de las sagas representadas
en la revista. Así, Mi vida sin un
jetpack ofrece coordenadas claras y un tono de humor que puede divertir o
aburrir (en la experiencia de lectura de este reseñista eso funciona
alternativamente) pero que siempre se mantiene fiel a su propuesta de
autobiografía geek armada por la
acumulación (y es en esto último que el proyecto cobra vida y se vuelve
interesante en su conjunto) de anécdotas gráficas, armadas entre el chiste y la
construcción de una vivencia o un recuerdo. Del mismo modo, Tiranos Temblad y Grimorio del plata han logrado alcanzar un nivel narrativo más
sólido; en el caso de la última serie (que, como ya dijimos, ya ha sido
representada por un libro), los relatos ofrecidos en GAS3K.5, “El entrenamiento del Sr.Gough parte 1” y “Milonga
clandestina (Outlow country)” son sólidos en guión y arte; de hecho, en factura
y buena resolución no están lejos de la ya mencionada “La tortuga y la liebre”.
“El entrenamiento del Sr.Goguh”, incluso, tiene la virtud –no siempre visible
en entregas anteriores de GAS3K– de
convertirse en una excelente introducción a un capítulo nuevo de la serie a la
que pertenece y, por tanto, dejar en vilo al lector con su desenlace (otra
muestra del crecimiento de MaGnUs como guionista). En cuanto a Tiranos temblad, el capítulo ofrecido,
con arte del veterano Gezzio y guión de Endriago, funcionaría mejor en un libro
dedicado exclusivamente a esa saga, pero tampoco se convierte en un escollo al
disfrute de la revista.
Aguante
el metal
La más reciente propuesta de Ninfa Comics
es Aullando a la luna, nueva entrega
de la serie Relatos de Ciudad Fructuoxia;
en este caso el guión es de Nicolás Peruzzo y el arte de Líber González, una
notoria mejora en relación al libro anterior, Deje de afligirse, cuyo talón de Aquiles era, precisamente, la
parte gráfica. En cuanto al guión, parecería por momentos dejar clara la
existencia de dos zonas en la producción de Peruzzo, una más de corte
autobiográfico, reflexiva y sensible (de la que el libro La mudanza sería una gran muestra), suerte de versión
historietística de la literatura del yo, y otra más cercana a las raíces
fanzineras y a una cierta narrativa pop, además orientada hacia un intento de
narrar en contextos menos solipsistas (si se quiere usar el término) y más
abiertos a incorporar lo histórico y lo social (en esta línea de lectura, la
excelente novela gráfica Ranitas
podría verse como una zona intermedia o “lo mejor de los dos mundos”), con
buenas dosis de humor.
Aullando
a la luna sigue la historia de una banda de metal
que toca en la ucrónica “Ciudad Fructuoxia”, escenario ficticio recurrente en
la obra de Peruzzo. Una exposición más satisfactoria de este relato haría
necesario hablar de la serie completa (que va, ahora, por su quinta entrega) y
su grupo de superhéroes uruguayos que funcionan tanto a nivel ironía con
respecto a la identidad nacional más “oficial” como, acaso paradójicamente, a
nivel de aceptación de alguna más o menos consagrada de esa identidad y la
cultura que trae aparejada. Este relato en particular, en todo caso, destaca
por su aparato de referencias al Heavy Metal y su historia, desde el Ozzy
Osborne de Bark at the moon hasta la
banda groove metal Pantera y el metal
industrial.
Peruzzo aporta un “Glosario de metal” hacia
el final del libro, en un gesto que llama la atención e invita a reflexionar.
Por un lado deja clara la preocupación del historietista y editor por
establecer una comunicación satisfactoria con cualquier lector posible, pero, a
la vez, también puede sentirse como innecesario y explicativo por demás. En
cualquier caso, el tono en que están escritas las entradas de ese glosario y la
información que se ofrece pueden ser interesantes en sí mismas. Por ejemplo, la
observación de comportamientos de ciertos grupos de fans que muestra la última
entrada, referida al metal industrial (subgénero del que Peruzzo señala que “encontró
cierta resistencia en los bastiones más ortodoxos del Heavy Metal”), puede
leerse en cercanía con algunas observaciones presentes en Ranitas en cuanto a una suerte de cartografía de las diversas
culturas del rock y el pop.
Publicada en La Diaria el 16 de julio de 2014
Muchas gracias!
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