Aventuras en la historia
El grupo GAS Comics no para de crecer. Tras
la edición del libro Grimorio del plata
el año pasado y de la quinta entrega de su “miscelánea de historias cortas”
(también conocida como GAS3K.5) ahora
nos proponen su primera incursión de lleno en la historieta para niños. O,
mejor dicho, en el tipo de historietas para niños que cualquier lector de
comics podrá disfrutar.
Y, en ese sentido y como era de esperar, Crononautas (guión de Martín “MaGnUs”
Pérez y arte de Federico “Taibox” Taibo y Carlos Lemos) está llena de
referencias al universo geek o nerd o
a varias regiones de la “cultura popular”, es decir Star Wars (ver las páginas 47-48 para un divertido juego con El regreso del jedi), juegos de rol (“me
saqué 20 en la tirada de escapismo”, leemos en la página 43) y Doctor Who (“es más grande por dentro”,
p.46; “esos que viajaban en la cabina telefónica y no eran Doctores…”, p.51),
por nombrar solo algunos.
También hay en esta historia de viajes en
el tiempo y arqueología (una suerte de cruce entre algo de Stargate, algo de Indiana Jones y el ya mencionado Doctor Who como
ficción paradigmática de viajes en el tiempo) muchas referencias a la historia
“real”, que parecen sugerir una intención didáctica o que pretende contagiar a
los jóvenes lectores el entusiasmo por las civilizaciones del pasado y, de paso,
la historia nacional. Así, además de los episodios que transcurren en el auge
de la civilización maya, en la Banda Oriental de la víspera de la Batalla de
Sarandí o en el Reino Nuevo del antiguo Egipto (todo debidamente marcado por
fechas y anotaciones geográficas), el libro incluye un apéndice
parahistorietístico que aporta información acerca de esos momentos de la
historia.
En relación al trabajo anterior del grupo, Crononautas muestra un notorio avance en
la calidad de edición y en el arte. El aporte de Lemos (capítulos 1, 3 y
epílogo) es sin duda lo mejor del libro, pero en esta oportunidad Taibo, cuyo
desempeño en el pasado pudo pensarse como un posible talón de Aquiles de las
publicaciones de GAS, logra encontrar una expresión adecuada para su estilo y
sus habilidades, acaso porque su enfoque cartoonesco en esta oportunidad cuadra
perfectamente con los objetivos del libro, acaso por lo que puede pensarse como
un verdadero progreso en su desempeño como dibujante. Entonces, si bien todavía
pueden encontrarse algunas viñetas resueltas con torpeza (la última de la
página 47, por ejemplo), también aparecen evidentes aciertos, como las páginas
22-23 o la última viñeta de la página 41.
Taibo también ofició de colorista en este
libro, desempeño que merece una consideración aparte, en tanto la calidad de su
trabajo –en la primera publicación a todo color del grupo GAS– es notoria. A
una paleta escogida con buen tino y sensibilidad (hay interesantes diferencias
en el color de los diferentes episodios, como sugiriendo una cierta “sensación
de época”) se le suman aciertos puntuales, entre ellos la pirámide maya de las
ya mencionadas páginas 22 y 23 y buena parte de las viñetas nocturnas del
tercer capítulo (en particular la primera de la página 37, que suma al acierto
composicional de Lemos un excelente trabajo de Taibo en el color).
Esta vez el punto más débil del trabajo del
grupo GAS está en el guión. Pérez quizá todavía debe afinar su puntería –ya
probada en cuanto a relatos cortos– con el aliento más prolongado de una novela
gráfica o una narración de cierta extensión. Si bien el guión de Crononautas está bien resuelto en líneas
generales, en tanto no permite que decaiga el interés y mantiene un buen nivel
de diversión al que se suma el acierto de no pocos diálogos, también es verdad
que el final está notoriamente precipitado, hasta el punto que entre las
páginas 46 y 48 se malogra parte de la resolución de la trama, en relación a un
personaje concreto cuya aparición –no se trata acá de contar el final del
libro, de todas formas– da la sensación de un fallo en la narrativa, de “apuro”
o de cierta impericia a la hora de manejar trama y personajes. Es en ese
sentido que el guión de Crononautas brinda
a su autor –quien indudablemente viene mostrando un crecimiento muy acusado en
los últimos dos o tres años, aunque ahora podría pensarse que esa evolución
quedó más o menos confinada a los límites de una narración gráfica breve– la
ocasión de aprender más y ofrecer mejores trabajos en el futuro. Porque si algo
es seguro en relación a Pérez y el resto de los integrantes de GAS, siempre
inmiscuidos en una gran variedad de proyectos (hay al final del libro, después
de los bocetos y comentarios del proceso de creación de la historieta, una
lista de enlaces de Internet que dan la pauta de la gran cantidad de
publicaciones del grupo), es justamente que van a seguir trabajando, que no van
a parar de buscar oportunidades para crecer.
Publicada en La Diaria el 24 de septiembre de 2014
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