A primera vista, La Pasión se inscribe en lo que podríamos
llamar una línea latinoamericana de la novela negra. La trama involucra a
un grupo de gangsters que deben asesinar a un sanador del que se dice
que "mete ideas en la cabeza" de la gente. El "jefe" de los asesinos
agrega que a sus "amigos en el gobierno" eso no les hace gracia alguna, y
rápidamente el marco conceptual de la novela -por llamarlo de alguna
manera- nos queda claro: gobiernos corruptos y su alianza con el crimen
organizado. Si bien no se nos dan indicaciones geográficas precisas, lo
sucedido vale para cualquier país de Latinoamérica.
La historia
en sí es sencilla: los asesinos buscan al sanador y lo capturan; antes
de matarlo, sin embargo, logra sanar al protagonista, que pertenece a la
banda que lo ha atrapado y torturado. Pero esa sanación es, en rigor,
una verdadera resurrección, y de pronto la novela da un giro hacia lo
fantástico. Las últimas páginas -en las que vemos al protagonista en su
"sobrevida", por decirlo de alguna manera- se acercan a un climax
onírico que está, en mi opinión, entre lo más interesante de la novela.
El
arte de Leonardo Sandler reproduce la crudeza del guión de Cortés; las
sombras y las luces están construidas esencialmente con tres tonos bien
definidos, blanco, gris y negro. En general, las escenas en las que
aparece la banda de asesinos acusan un predominio del negro, lo que
llega a un paroxismo en las páginas en las que el sanador ya está
atrapado y recibe una golpiza infame. A la vez, en la secuencia del
final los fondos se disuelven en una suerte de nada blanca, como si el
mundo del asesino revivido se disolviera en la no existencia. Esto abre,
por supuesto, la posibilidad de que esa sobrevida sea ilusoria o
alucinatoria. Desde el título del libro, además, la interpretación
crística es bastante evidente, tanto por el sanador en sí como por la
"resurrección" del protagonista.
Más allá del trabajo sobre los grises, el dibujo es sumamente efectivo. Es fácil encontrarle
cierta tosquedad que, por supuesto, va en la misma dirección que la
historia ofrecida; por supuesto que esta afirmación hay que matizarla: de hecho, Sandler se
permite una variación sobre este estilo en una de las páginas
eminentemente oníricas, un poco antes de la mitad del libro. En cualquier caso, las mejores
imágenes de la novela, además de las cuatro últimas viñetas, son quizá la
página (no están numeradas, por eso no puedo dar indicaciones precisas)
en la que el protagonista vomita contra una pared y la doble splash-page
del "combate" entre los gangsters y quienes apoyan al sanador, además
de todas las secuencias donde la irrealidad parece ir en aumento.
Muchas gracias por la reseña Ramiro. Me alegro que el esfuerzo de dibujarla haya valido la pena.
ResponderEliminarUn saludo grande.
gracias por pasar por acá, Leo. Abrazo!
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