El prólogo de Martín Pérez a Distinta – nueva historieta argentina propone
un esquema clarísimo: después de sus momentos de auge (creative, editorial,
etc) la historieta argentina enfrentó la peor crisis de su historia al comienzo
del siglo XXI, cuando “desaparecieron las editoriales que habitualmente ponían
las historietas en el kiosko” (p.11), y después ciertos dibujantes empezaron a resistir –y el término elegido por Pérez
sin duda que es significativo y elocuente– creando fanzines, revistas, nuevas
plataformas y nuevas editoriales, reformateando
así la escena historietística.
A los actores de esa refundación de la
historieta argentina, entonces, cabe reunirlos bajo la noción de una “nueva”
historieta o de una historieta diferente, y precisamente eso hace Distinta, compilado por Pérez y también
por Ricardo “Liniers” Siri. Digámoslo
de una vez, entonces: se trata de un libro imprescindible para sentir y pensar
esa nueva historieta argentina toda (o casi toda: como pasa siempre con las
antologías queda abierto el canal para debatir por qué este sí y aquel no)
reunida entre tapa y contratapa: 400 páginas, 33 dibujantes (34 contando a
Liniers, 40 contando a los guionistas), debidamente presentados con sus
biografías y sus bibliografías esenciales.
Es decir: el libro es sin duda lo que
cualquier lector necesita para hacerse una idea sólida de lo que pasó en los
últimos años en la historieta argentina y, obviamente, lo que sigue pasando en
el presente; en ese sentido, es tan atractivo para el lector que sigue la
escena (ya que ahora accede a un libro que reúne lo que cabe argumentar como lo
mejor del noveno arte contemporáneo argentino y aporta de paso más de una
historieta especialmente creada para el libro) como para el que desconoce a
todos o casi todos los artistas implicados y quiere formarse una idea,
orientarse y acaso seguir explorando.
Porque hay para todos los gustos, y por eso
mismo no vale la pena que este reseñista ofrezca su visión de qué es lo “mejor”
y qué es lo “peor” de la selección; es cierto, por otro lado, que vale la pena
resaltar la importante presencia de obras digamos “de autor” (y me refiero
estrictamente a aquellas en que el dibujante, el colorista y el guionista son
la misma persona), que supera marcadamente en número a la de las creadas por
equipos; así, tenemos “Discépolo” (Max Aguirre), “Mamá de mamá” (Clara Lagos),
“Una invitación” (María Luque), “Un poco de paz” (Pablo “Kioskerman” Holmberg),
“Electromiograma con el diablo” (Frank Vega), “Altavista” (Fernando Calvi),
“Cables” (Sole Otero), “Mar chiquita” (Fran López), “El robot gigante del
rabino” (Brian Janchez), “Un triángulo perfecto” (Ariel López V.), “Servicio
con inteligencia emocional” (Ezequiel García), “Mucho mundo” (Ernán Cirianni),
“Paraná” (Pablo Tunica), “Cabaret del infierno” (Lucas Nine), “Parkelandia “
(Sémola Souto), “Esqueleto” (Salvador Sanz), “Volver a verte” (María Delia
“Delius” Lozupone), un fragmento de “Fueye” (Jorge González), otro de “Suárez”
(Mariano “Marianoenelmundo” Díaz Prieto), “Inquilinos” (Guillermo “Decur”
Decurguez), “Historia de una niña y Dios” (Gato Fernández), “Furia en el centro
de la tierra” (Camila Torre Notari), “Era una noche tormentosa” (Pablo Vigo),
“Una página nueva” (Gustavo Sala), “El capitán cortesía “ (Damián “Polaco”
Scalerandi) y “Los marcianos nerds” (Ayar Blasco), más dos historietas a modo
de prólogo y epílogo a cargo de Liniers: 28 historietas, es decir, frente a las
7 creadas por un equipo de dibjante-guionista: ”Peluca” (Federico Pazos con
guión de Nicolás Esperante), “Conejos al escabeche” (Lucas Varela con guión de
Diego Agimbau), “Animales” (Marcos Vergara con guión de Rodolfo Santullo, el único uruguayo presente en la selección),
“Vitamina potencia” (Ángel Mosquito con guión de Federico Reggiani), “Espíritu
de cuerpo” (Dante Ginevra con guión de Diego Agrimbau), “El salmón” (Daniela
Kantor con guión de Alejandro “Arekasadaro” Marinkovich), y también “La madre
de todas las desgracias” (Juan Sánez Valiente, aunque lamentablemente no queda
claro si el guión es suyo basado en un cuento de Hernán Casciari o si fue el
propio Casciari quien escribió el guión). De esta desproporción (28 contra 7 es
sin duda algo significativo) seguro cabe leer un estado o una característica de
la nueva historieta argentina, incluso si se tomara en cuenta (tan grande es la
diferencia, es decir) una posible preferencia de los compiladores.
La variedad de las historietas es
asombrosa: desde enfoques (de guión y de dibujo) más convencionales o tradicionales
(la de Vergara/Santullo, la de Salvador Sanz) hasta la abstracción (del dibujo
y del lenguaje historietístico) de la de Calvi, desde el grotesco a la Crumb de
la de Frank Vega hasta la ternura de la
de Sole Otero, desde la apuesta plástica y expresiva de las de Jorge González
(una favorita personal, por cierto), Max Aguirre, Pablo Túnica, Juan Sáenz Valiente y Marianoenelmundo al
arte aparentemente naif de Clara Lagos, Delius y María Luque o la desprolijidad
deliberada y visceral de Ernán Cirianni, desde la estética más bien minimalista
de Pablo Vigo, Brian Janchez y Kioskerman hasta las abigarradas viñetas en
blanco y negro de Polaco Scalerandi, desde el humor de Gustavo Sala y Sémola
Souto hasta la nota amarga y desoladora de Ginevra y Agrimbau, desde la ciencia
ficción de Salvador Sanz hasta el costumbrismo realista futbolero y porteño de
Pazos y Esperante, con todo el espectro que se despliega entre ambas opciones
y, además, la apuesta más conceptual de Lucas Nine y Decur (y en cuanto a esta
última no hay que ser un verdadero purista para preguntarse si acaso es
historieta).
Otra posible desproporción en la escena
historietística argentina de la que se vuelve espejo este libro es la que
desfavorece a las mujeres. Distinta incluye
el trabajo de 7 historietistas mujeres (Lagos, Luque, Otero, Delius, Fernández,
Torre Notari, Kantor) frente a 27 hombres (sin contar los guionistas, de ser
así estaríamos hablando de 6 o 7 más, 33 o 34 en total), y Martín Pérez se hace
cargo de esto en una entrevista reciente para Telam, donde además de acercar
este hecho a la misma desproporción notoria en el rock, la ciencia ficción o la
literatura policial, señala que se trata de una realidad que “felizmente está
cambiando” y que “las autoras más interesantes de la nueva generación (…) son
mujeres”.
A primera vista el trabajo de las mujeres
antologadas parece un poco más uniforme –en términos de estilo y tono– que el
de los hombres, pero al ser éstos muchos más el dato no parece del todo
significativo, y además la presencia de una historieta tan inquietante como la
de Gato Fernández complica el panorama de una serie de historietistas mujeres
dedicadas a historias de la memoria, de la sensibilidad o a cierto costumbrismo
realista (como parece fácil notar en “Mamá de mamá”, “Una invitación”, y la
buenísima “Furia en el centro de la tierra”, esta última con algún pliegue
extraño), del mismo modo que la propuesta abiertamente plástica de Daniela
Kantor suma variedad visual al subconjunto de las historietas aquí presentadas
que fueron creadas por mujeres.
En la misma entrevista señala Martín Pérez
que la libertad (en tanto los historietistas, al haber desaparecido la
industria historietística, “ya no tienen jefes ni lineamientos que seguir u
obedecer, a lo que se añade que en muchos casos no hay una verdadera necesidad
de vivir de la historieta en tanto esta no es una “salida laboral”) y la
introspección son notas esenciales a la nueva historieta argentina; sería
interesante reconstruir la impresionante labor de Pérez y Liniers para una
antología similar de la nueva historieta uruguaya, que entraría en diálogo
directo con las dos características recién citadas propuestas por Pérez y acaso
mostraría un equilibrio más grande entre historieta “de autor” y la creada por
equipos de guionista/dibujante. Para los interesados en indagar en esa línea
–habría que buscar, en todo caso, a una editorial que pueda permitirse un libro
de la calidad (y tamaño) de Distinta–
la mejor manera, por ahora, es recurrir a los tres tomos ya editados del ciclo
de las estaciones del año de AUCH (Asociación Uruguaya de Creadores de
Historieta), que si bien operan más bien como el resultado de un concurso y no
tanto como una selección de un antólogo específico que también edita, prologa y
prepara el volumen, son tan útiles a la hora de ofrecer un panorama de qué está
pasando en la historieta uruguaya desde los primeros años del siglo XXI como el
ya imprescindible Distinta, una obra
de referencia obligada para todo lector de historietas.
Publicada en La Diaria el 7 de junio de 2017