El
extraordinario motor de búsqueda de Alan
Moore
Probablemente el lector recuerde La liga extraordinaria, película
estrenada en 2003, dirigida por Stephen Norrington y protagonizada por Sean
Connery. Fue propuesta como una adaptación un libre de la novela gráfica del
mismo nombre escrita por Alan Moore (Watchmen,
V de Vendetta, From hell) y
dibujada por Kevin O’neill, pero poco tenía que ver su simpleza y chapucería
con la historieta en la que se inspiraron sus realizadores. La crítica la
destrozó, Alan Moore hizo lo posible por distanciarse de ella y, en general, la
película pasó a ser recordada por los fans de Moore y del comic en general como
una de las peores adaptaciones del comic al cine.
La premisa básica, tanto de la película
como de la novela gráfica, podría representarse más o menos así: contar las
aventuras de un conjunto de personajes –al estilo de equipos de superhéroes
como los Avengers de la Marvel o la Liga de la Justicia de DC– tomados de
ficciones de varios autores. Ya olvidándonos de la película, resulta que en la
novela gráfica se trata de ficciones ambientadas la era victoriana, entre ellos
Allan Quatermain (de la novela Las minas
del Rey Salomón, de H. Rider Haggard), Mina Harker (de Drácula, de Bram Stoker) y un
envejecido Capitán Nemo (de 20.000 leguas
de viaje submarino, de Jules Verne); sin embargo, Moore y O’neill
continuaron su trabajo sobre estos personajes y ofrecieron más volúmenes
centrados en esta “Liga”, de modo que a medida que se avanza en la lectura de
esta serie la trama se espesa y pronto el interés principal no se agota en la
narración de aventuras de una suerte de Liga de la Justicia victoriana sino que
pasa a convertirse en un prodigioso esfuerzo metaliterario de recorrida por el
tiempo y el espacio de un universo generado a partir de un conjunto creciente
de ficciones.
La serie, entonces, centrada en las
aventuras de Mina Harker y Allan Quatermain (a quienes se suma Orlando, nada
más y nada menos que uno de los combatientes en Troya, que luego ayudó a fundar
Londres, que luego se convirtió en el Roldán del cantar de gesta La chanson de Roland, que luego pasó a
ser el Orlando del Orlando furioso de
Ariosto y que, además, cambió de sexo decenas de veces a lo largo de su vida,
como en la novela Orlando-una biografía, de
Virginia Woolf), incluye cinco libros: The
league of Extraordinary Gentlemen Volume I (publicado entre 1999 y 2000), The league… Volume II (2002-2003), y The
League… Volume III: Century, a su vez dividido en tres tomos (2009, 2001 y
2012).
Estos, sin embargo, no agotan las
publicaciones vinculadas con el universo ficcional de la “Liga”, y hay que
añadir The League… Black Dossier (2007),
un conjunto de documentos ficcionales, apócrifos y paródicos que expanden
drásticamente el universo de los primeros dos tomos, y la llamada Trilogía de Nemo, compuesta hasta la
fecha por The roses of Berlin, publicado
hace no más de un mes, por su predecesor Heart
of ice (2013) y por el anunciado River
of ghosts. Esta trilogía tiene su eje en la vida de la princesa Dakkar,
hija del Capitán Nemo, y puede leerse como un relato tangencial a la secuencia
centrada en Mina Harker.
Todas estas novelas gráficas incluyen
apéndices en prosa que o bien contribuyen a detallar todavía más el universo de
la “Liga” o bien a continuar los relatos narradas por las páginas de
historieta. En rigor, entonces, su lectura es imprescindible; por ejemplo, el
“Almanaque del viajero” que complementa al volumen 2 (quizá el más difícil de
leer en tanto se trata de una descripción en plan guía de viaje de todas las
regiones de ese mundo ficcional, incluyendo, en América del Sur, localizaciones
derivadas de relatos de Borges) narra qué fue de Allan y Mina tras el final en
apariencia irresuelto de la parte historietística de ese libro. A la vez, el Black Dossier, acaso el más barroco y
genial de los tomos de la serie, incorpora al universo de la “Liga” novelas
como 1984, de Orwell, la serie de
Jerry Cornelius, de Michael Moorcock y, de paso, se refiere a otros tantos
equipos de héroes especiales que surgieron a lo largo del siglo XX en Europa y
Estados Unidos. Las tres entregas de The
League… Volume III: Century incluyen un cuento escrito a la manera de la
ciencia ficción new wave publicada en
la revista británica New Worlds, y en
su parte historietística pasan de referencias a Bertolt Brecht a la Hogwart de
los libros de Harry Potter y a una enigmática Mary Poppins.
En cuanto a los dos volúmenes publicados
hasta la fecha de la Trilogía de Nemo,
el primero desarrolla una de las secciones del “Almanaque del viajero” y narra
una expedición a la Antártida a cargo de la princesa Dakkar (perseguida por los
secuaces de Charles Foster Kane, de la película El ciudadano), hastiada de la piratería y determinada a seguir los
pasos de su padre por las regiones más inhóspitas del mundo. Aquí Moore incorpora
a su universo ficcional el de la nouvelle En
las montañas de la locura (1936), de H.P.Lovecraft, y hace pasear a sus
personajes por los parajes imaginados por el escritor de Providence, quien, a
su vez, había vinculado en la mencionada nouvelle su serie de los mitos de
Cthulhu con La narración de Arthur Gordon
Pym, de Edgar Poe. Acaso, como señala Michel Houellebecq en H.P.Lovecraft: contra el mundo, contra la
vida, este artificio de encadenamiento de ficciones –hay que recordar que
las obras de Lovecraft han generado, en los casi 100 años que van desde sus
primeras publicaciones, una serie de continuaciones, reformulaciones,
sistematizaciones y colaboraciones a cargo de un enorme número de escritores,
entre ellos el propio Moore (con la serie The
yard y Neonomicon, por ejemplo),
Neil Gaiman (con el excelente cuento “Estudio en esmeralda”, que conecta los
mitos de Cthulhu con las historias de Sherlock Holmes), China Miéville, John
Shirley y Caitlín R. Kiernan, por nombrar unos pocos–, sea uno de los hechos
más singulares de la literatura; en nuestro país, de hecho, un procedimiento
similar al de Moore en el primer volumen de la trilogía de Nemo fue ensayado
por Rodolfo Santullo y Alejandro Rodríguez Juele en la novela gráfica Regreso a las montañas de la locura, que
retoma (y vuelve a contar muy atinadamente) la nouvelle de Lovecraft a partir
de una expedición uruguaya. Es interesante notar que Santullo, además, ha
publicado –junto al dibujante Hansz– El
club de los ilustres, donde la matriz mooriana de “conjunto de personajes
tomados de varias ficciones” es modulada humorísticamente a un equipo de
(super)héroes derivados de la historia de nuestro país, con nada más y nada
menos que José Pedro Varela, Delmira Agustini y Aparicio Saravia combatiendo a
Máximo Santos.
Nemo:
the roses of Berlin, último libro publicado hasta
la fecha de la serie, transcurre en el 1938 de la historia alternativa del
universo de la “Liga” y retoma una pequeña sección de The League… Black Dossier relacionada con un equipo de héroes (o
villanos) alemanes que incluye al doctor Mabuse de la novela Dr.Mabuse, der Spieler (1921), de
Norbert Jacques, a Maria, la robot de Metropolis
(1927), a C.A.Rotwang, de la misma película y creador de la robot, y al
doctor Caligari, de El gabinete del
doctor Caligari (1920); la Berlín representada en la historieta parece una
pesadilla arquitectónica con la estética del expresionismo alemán, y en la
ficción fue construida durante el gobierno de Adenoid Hynkel, tomado de la
película El gran dictador, de Charlie
Chaplin.
Leída en su totalidad, la serie de libros
ambientados en el universo de la “Liga” es, seguramente, una de las creaciones
metaliterarias más ambiciosas y complejas. Desde las parodias de teatro
isabelino, novela beat, cuento de
horror weird y de ciencia ficción new wave que encontramos en los
sucesivos volúmenes, hasta el vértigo de las referencias en primer y segundo
plano (en The league… Volume III: Century,
por ejemplo, hay, en la tercera y última sección, una viñeta en la que se puede
ver un poster de la banda Drive Shaft, tomada de la serie Lost), la creación de Moore se convierte en una especie de hazaña,
un tour de force historietístico y
metaliterario. Es cierto que algunos lectores se sintieron perdidos hacia el
final del segundo volumen y abandonaron
la serie creyendo que Moore finalmente se había excedido, pasado de vivo o algo
por el estilo. Lo cierto es que si bien la complejidad del universo de la
“Liga” no deja de incrementarse y, a veces, puede ser un poco agobiante estar ante
dos o tres referencias que se perciben como tales aunque no se sabe de
inmediato a qué texto o textos remiten (hay, ya que estamos, unos cuantos
sistemas de referencia online que ayudan al lector de la “Liga”, uno de ellos
en el artículo “The world of the League of Extraordinary Gentlemen” en
Wikipedia), el dominio de escenarios, personajes y referencias del que hace
gala Alan Moore es una maravilla en sí mismo. Así, no falta quien –como yo
mismo– está convencido de que los libros de la “Liga” representan lo mejor del
creador de Watchmen y From hell; de hecho, estas novelas
gráficas de Moore, con su aparato de lectura y motores de búsqueda implicados,
son una verdadera actualización al siglo XXI de la vieja novela erudita o
enciclopédica, y más interesantes, por lo tanto, que muchos esfuerzos en esa
línea (algunos de ellos locales) completamente anclados en un mundo donde había
que recorrer tres bibliotecas y media para encontrar lo que Google nos pone a
un click de distancia.
Publicada en La Diaria el 11 de abril de 2014